Recuperación sin salir de casa: Fisioterapia a domicilio para superar una fractura por estrés femoral

Fractura por estrés femoral

La fractura por estrés femoral es una lesión por sobrecarga que afecta al hueso del fémur, generalmente en la región del cuello femoral o en el eje del hueso. Esta lesión se produce como resultado de la repetición de fuerzas de impacto o de carga sobre el hueso, que superan su capacidad de resistencia, provocando microfracturas que pueden evolucionar a una fractura completa si no se trata adecuadamente.

Causas y factores de riesgo

Las fracturas por estrés femoral suelen estar asociadas a actividades de alto impacto y repetitivas, como correr, saltar, bailar o practicar deportes de contacto. Algunos factores de riesgo que pueden predisponer a su aparición incluyen la falta de condición física, cambios bruscos en la intensidad o duración del ejercicio, calzado inadecuado, desequilibrios musculares, entre otros.

Síntomas y diagnóstico

Los síntomas más comunes de una fractura por estrés femoral incluyen dolor en la zona afectada, sensibilidad al tacto, inflamación, dificultad para apoyar peso sobre la pierna afectada y limitación en la movilidad de la cadera. El diagnóstico se realiza a través de pruebas de imagen como radiografías, resonancia magnética o gammagrafía ósea.

Tratamiento de fisioterapia

El tratamiento de fisioterapia para una fractura por estrés femoral tiene como objetivos principales reducir el dolor, promover la cicatrización del hueso fracturado, restablecer la funcionalidad y prevenir futuras lesiones. Algunas de las técnicas y modalidades de tratamiento que se pueden utilizar incluyen:

  • Terapia manual: Masajes, movilizaciones articulares y técnicas de liberación miofascial para mejorar la circulación sanguínea, reducir la tensión muscular y promover la recuperación del hueso.
  • Ejercicios terapéuticos: Ejercicios de fortalecimiento y estabilización de la musculatura de la cadera y pierna afectada, así como ejercicios de propiocepción para mejorar el equilibrio y la coordinación.
  • Electroterapia: Aplicación de técnicas como la electroestimulación, ultrasonido o láser para aliviar el dolor, reducir la inflamación y acelerar el proceso de cicatrización.
  • Educación y prevención: Asesoramiento sobre la importancia de una progresión adecuada en la actividad física, el uso de calzado adecuado, la corrección de la técnica deportiva y la prevención de recidivas.

Es fundamental que el tratamiento de fisioterapia sea individualizado y supervisado por un profesional especializado, con el fin de adaptarlo a las necesidades y características de cada paciente, así como para garantizar una recuperación segura y efectiva.

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