Fracturas pélvicas
Las fracturas pélvicas son lesiones graves que implican la ruptura de uno o varios huesos de la pelvis, que incluyen el hueso ilíaco, el hueso isquion y el hueso pubis. Estas fracturas pueden ser causadas por traumas de alta energía, como accidentes automovilísticos, caídas desde gran altura o impactos directos en la región pélvica.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas de una fractura pélvica pueden incluir dolor intenso en la región pélvica, dificultad para moverse, hematomas, hinchazón y sensibilidad al tacto. Es importante realizar un diagnóstico preciso a través de radiografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas para determinar la localización y gravedad de la fractura.
Tratamiento de fisioterapia
El tratamiento de fisioterapia para las fracturas pélvicas tiene como objetivo promover la recuperación funcional de la pelvis, mejorar la movilidad y reducir el dolor. Algunas de las estrategias de fisioterapia que se pueden emplear incluyen:
- Inmovilización inicial: En las etapas iniciales, es posible que se requiera inmovilizar la pelvis con férulas o dispositivos ortopédicos para permitir que la fractura se consolide.
- Ejercicios de fortalecimiento: Una vez que se haya permitido cierta movilidad, se pueden realizar ejercicios de fortalecimiento de los músculos de la pelvis, cadera y piernas para recuperar la fuerza y estabilidad.
- Ejercicios de movilidad: Se pueden realizar ejercicios de movilidad para mejorar la flexibilidad de la pelvis y las articulaciones circundantes, lo que ayudará a restaurar la amplitud de movimiento.
- Ejercicios de equilibrio y coordinación: Es importante trabajar en el equilibrio y la coordinación para prevenir caídas y mejorar la estabilidad al caminar o realizar actividades cotidianas.
- Técnicas de terapia manual: El fisioterapeuta puede emplear técnicas de terapia manual, como masajes y manipulaciones, para aliviar el dolor, reducir la inflamación y mejorar la circulación sanguínea en la zona afectada.
- Modalidades físicas: Se pueden utilizar modalidades físicas como la terapia con calor o frío, la electroterapia o la ultrasonoterapia para aliviar el dolor y acelerar el proceso de recuperación.
Es fundamental que el tratamiento de fisioterapia sea personalizado y supervisado por un profesional cualificado, teniendo en cuenta la gravedad de la fractura, la condición física del paciente y sus objetivos de recuperación.